Archivos Mensuales: febrero 2021

#papelesdemisbolsillos Una de Leyendas…

Kingston es una ciudad histórica de Ontario, Canadá, donde el lago desemboca en el río San Lorenzo y donde empiezan las Mil islas.

En las Islas Feroe existe una leyenda preciosa sobre una mujer foca: la leyenda de Kópakonan.

Cuentan que las focas no son más que personas que pasan su vida en las aguas marinas envueltas en sus pieles.

Una vez al año, en la víspera del día de «Kingston” éstas se reúnen en una cueva, se desprenden de sus pieles y vuelven a ser humanos durante unas horas hasta que amanece.

Pero como el ser humano es curioso por naturaleza, hete aquí que un joven de los alrededores decidió comprobar si eso era cierto y escondido para no ser descubierto, espió y observó cómo estos seres se quitaban su piel y la escondían. El muchacho se fijó en una de las mujeres foca, la más bella, que le prendó. Enamorado, decidió esconder su piel, así al llegar el alba ella no podría irse.

Al amanecer, llegaba la hora de volver a las aguas del océano, todas las mujeres focas se calzaron sus pieles menos nuestra protagonista. La mujer descubrió al muchacho y al ir a interpelarle por su mala acción, éste salió despavorido. Así a ella no le quedó más remedio que esperar que el chico le devolviera lo que era suyo y poder sumergirse en las frías aguas marinas. Pero el tiempo pasaba…tanto que decidieron casarse.

Ella confiada y esperanzada, seguía y seguía esperando encontrar algún día la piel de foca, pero lo que ella no sabía es que su marido la había escondido en un cofre bajo llave que llevaba consigo en un cinturón ceñido al talle.

Pescador como era, salía a faenar, pero la mala suerte hizo que un día la llave no colgara del cinto: se le había olvidado sujetarla a la hebilla como siempre hacía.

Regresó asustado a su casa donde, ¡ay sorpresa! la mujer había encontrado al fin su piel de foca.

Caminó hasta el océano feliz por regresar a su mundo, se sumergió y envuelta en las olas marinas, desapareció.

Nunca regresó.

Cuantan que los hombres del pueblo, alentados por el marido abandonado y llevados por el rencor y la venganza decidieron matar a todas las focas que encontrasen la noche de la vispera de la festividad de Kingston.

Así lo hicieron y desde entonces una maldición les azotó: todos los hombres morirían en el mar, bien faenando, engullidos por una tormenta o simplemente despeñados por los acantilados.

Desde entonces la maldición perdura y nunca más se volvió a ver mujeres focas por la zona. (Leido por ahi)

A veces la curiosidad excesiva nos arrastra a la codicia y a la perdición, cuando no sabemos encauzarla.

Amén

#papelesdemisbolsillos #PoesiaVillera

Domingo a la madrugada y estamos sentados en la vereda del barrio.

Los mosquitos están en una especie de Creamfields marginal, con mucha sed. La botella de Quilmes con el espiral en el pico es nuestra única arma para defendernos. Ya vamos por la tercera ronda de tereré.

El tereré es una bebida tradicional del Paraguay que se consume muchísimo en el litoral argentino. Acá lo adoptamos y adaptamos a nuestra manera. Cada último sábado de febrero se celebra el día nacional del tereré. Escasea el hielo. Habrá que cargar las botellas con agua que ofician de cubeteras.

La piba que me gusta me manda un audio, pongo para que lo escuchemos todos. Me invita a bailar el viernes, los pibes me dicen que vaya si está toda la onda. Recién es domingo y falta una bocha – les digo.

Uno prende un porro y otro fue a buscar pan a la casa, miramos la luna. No sabemos de que hablar. El calor nos pone pelotudos, uno dice de ir a la casa para meternos en la pelopincho, pero a todos nos da paja. Un patrullero municipal pasa a diez kilómetros por hora y con las luces apagadas. Hace rato que no hay allanamientos en el barrio, está demasiado tranquilo, la calma que antecede a la tormenta puede ser. 30 grados de temperatura, medio barrio afuera.

En mi cuadra sólo tres casas tienen aire acondicionado, el resto sobrevivimos con el turbo en máxima velocidad y en últimas instancias llevando los colchones para dormir arriba del techo. Le contestó que si, a la piba que me gusta, que ese día le escribo para coordinar. Ella es de capital, pero quiere venir a conocer zona norte, de la que tanto le hablo.

Bien ahí, guacho – me dicen los pibes. Mañana hay que madrugar – se lamenta otro. No sé cómo voy a hacer para dormir, es un horno mi pieza – dice mi amigo. Estamos todos en la misma, el verano no nos da respiro.

Clima burgués por excelencia, para los que pueden veranear bien lejos y poner el aire en modo morgue todo el día. Igual lo combatimos, aún con insomnio, espiral, manguera y ventilador en tres.

Y quién te dice que el viernes, bailo con la más linda. (D.Q.)

Amén

El domingo es muy extraño.
En algún momento del día
la mente se llena de recuerdos
y los ojos de lágrimas.

#papelesdemisbolsillos El legado del Saul I de Anillaco (parteI)

#memoria. Es sólo documental y con sustento. No estoy dando opinión…no soy quién…solo soy Yo Solita

No sé rasguen las vestiduras porque se avaló. Nadie marchó. #peronia. Y le das entidad a psicopatas? Anda a lavarte el toor!

El 29 de diciembre de 1990, en Buenos Aires, se producía uno de los hechos mas vergonzosos de la política argentina, ese día el Presidente Carlos Saúl I firmaba los indultos a guerrilleros de los años ’70 y a los militares condenados en los juicios a las juntas.

Luego que Alfonsín formara la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) y promoviera el Juicio a las Juntas del gobierno de facto y a los militares acusados de crímenes de lesa humanidad parecía que un manto de justicia cubriría la nación. En el exterior se tomó esta política de derechos humanos como revolucionaria y ejemplificadora, inspiró decenas de procesos similares en el mundo como el de Yugoeslavia, sin embargo en el país se comenzó a diluir rápidamente.

Los planteos militares a Alfonsín derivaron en las leyes de Punto Final y Obediencia Debida pero lo peor estaba por venir. El flamante presidente Carlos Saúl I no estaba dispuesto a soportar un nuevo levantamiento militar, pero lejos de enfrentarlos con firmeza, echó por tierra lo poco que quedaba de los juicios a las juntas.

El 7 de octubre de 1989 da un primer paso indultando a los guerrilleros que figuraban como muertos o desaparecidos, a guerrilleros uruguayos, a militares de rangos bajos y medios que habían quedado excluidos de las leyes de punto final y obediencia debida, a los militares sublevados de Semana Santa, Monte caseros y Villa Martelli, y a los condenados por delitos en la conducción de la Guerra de Malvinas incluidos Leopoldo Fortunato Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo.

Los medios hegemónicos no se comprometieron con el momento histórico y hablaban por medio de las palabras del presidente, al que apoyaban abiertamente, y en sus páginas se leía la palabra «pacificación» como si fuera mágica y no un deseo aspiracional vacío. La sociedad pareció anestesiada, escasas movilizaciones y protestas le dieron el marco a la estocada final a la justicia.

El 29 de diciembre de 1990, el presidente Carlos Saúl I firma los decretos 2741/42/43/44/45/46-90 en los que indultaba a los guerrilleros de izquierda y derecha Mario Eduardo Firmenich, Norma Kennedy y Duilio Brunello, al ex-ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, a los genocidas Guillermo Suárez Mason, Ramón Camps y Ovidio Riccheri, y a los integrantes de las juntas Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Viola, y Armando Lambruschini.

Continuará…

Nueva máxima: la veracidad de la información es directamente proporcional a la cantidad de “periodistas militantes” guardasobres enviados para desmentirla.

Amén

#papelesdemisbolsillos. «El árbol de los Deseos»

Una vez un hombre estaba viajando y entró al paraíso por error. En el concepto indio del paraíso, hay árboles que conceden los deseos. Simplemente te sientas bajo uno de estos árboles, deseas cualquier cosa e inmediatamente se cumple no hay espacio alguno entre el deseo y su cumplimiento.

El hombre estaba cansado, así que se durmió bajo un árbol dador de deseos. Cuando despertó, tenía hambre, entonces dijo: Tengo tanta hambre! Ojalá pudiera tener algo de comida. E inmediatamente apareció la comida de la nada simplemente flotando en el aire, una comida deliciosa. Tenía tanta hambre que no prestó atención de donde había venido la comida. Cuando tienes hambre, no estas para filosofías. Inmediatamente empezó a comer y la comida estaba tan deliciosa!

Una vez que su hambre estuvo saciada, miró a su alrededor. Ahora se sentía satisfecho. Otro pensamiento surgió en el: Si tan solo pudiera beber algo! Y por ahora no hay ninguna prohibición en el paraíso, de modo que de inmediato apareció un vino estupendo.

Esta es una antigua parábola, de inmensa significación: Mientras bebía este vino tranquilamente y soplaba una suave y fresca brisa bajo la sombra del árbol, comenzó a preguntarse: Qué está pasando? Estoy soñando o hay fantasmas que están jugandome una broma? Y aparecieron fantasmas feroces, horribles, nauseabundos.

Comenzó a temblar y pensó: Seguro que me matan! Y lo mataron.

A veces, la brecha es tan grande que te olvidas por completo que lo deseaste, de modo que no puedes reconocer la fuente. Pero si observas profundamente, hallaras que todos tus pensamientos te están creando a ti y a tu vida. Crean tu infierno, crean tu cielo. Crean tu desgracia y tu alegría, lo negativo y lo positivo… Cada uno es aquí un mago. Cada uno esta hilando y tejiendo un mundo magico en torno de si mismo… y luego es atrapado. La araña misma es atrapada en su propia tela. No hay nadie que te torture excepto tu mismo. Y cuando se comprende esto, las cosas comienzan a cambiar. Entonces puedes modificarlo, transformar tu infierno en cielo; solo se trata de pintarlo con una visión diferente… toda la responsabilidad es tuya.

Boomerang

Y entonces surge una nueva responsabilidad: puedes dejar de crear el mundo. No hay necesidad de crear ni en el cielo ni en el infierno, no hay ninguna necesidad de crear nada. El creador puede descansar, jubilarse. Y la jubilación de la mente es la meditacion. (leido por ahí).

Amén

El hombre se dedica a desear en voz alta aquello que jamás se esfuerza en alcanzar. (Noel Claraso)