Archivos Mensuales: agosto 2021
#LaEscuelita de tus #Derechos (esos, los que no te importan tenerlos por zombie)
Si la maquinaria del «poderodio» no mata, se oxida. Los «elegidos» andan paseando el dedo por los mapas, a ver sobre qué sector caerá las próxima opresión.
Pero nada tienen de nuevo las banderas: la voluntad de Dios, la amenaza «golpista de protestas» y los derechos humanos; dado que no es exactamente son el tipo de traductores que este elegiría, si tuviera algo que decirnos.
¿Y los derechos humanos? ¿Seguirán siendo pretextos útiles para quienes los hacen puré?
Hace más de medio siglo que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y no hay documento internacional más citado y elogiado.
A esta altura me parece evidente que a la declaración le falta mucho más que lo que tiene. Por ejemplo, allí no figura el más elemental de los derechos, el derecho a respirar, que se ha hecho impracticable en este mundo donde ni los pájaros tosen por terror a un PCR.
Ni figura el derecho a caminar, que ya ha pasado a la categoría de hazaña ahora que sólo quedan dos clases de peatones, los rápidos y los muertos. Y tampoco figura el derecho a la indignación, que es lo menos que la dignidad humana puede exigir cuando se la condena a ser indigna, ni el derecho a luchar por otra patria posible cuando se ha hecho imposible esta tal cual es.
En los 30 artículos de la declaración, la palabra libertad es la que más se repite. La libertad de trabajar, ganar un salario justo y #Atencion «fundar sindicatos» (esos sí los tenemos, sobran y son corruptos) está garantizada en el artículo 23.
Pero son cada vez más los pocos que trabajan y que no tienen, hoy por hoy, ni siquiera la libertad de elegir la salsa con la que serán comidos. Los empleos duran menos que un suspiro y el miedo obliga a callar y obedecer: salarios más bajos, horarios más largos (Teletrabajo) y a olvidarse de las vacaciones pagas, la jubilación con salario digno y demás derechos que todos tenemos, según aseguran los artículos 22, 24 y 25. Ojo la asistencia social está, en demasía pero para «los afines». «Nadie será sometido a esclavitud ni a servidumbre en cualquier forma», advierte el artículo 4. Menos mal.
No figura en la lista el derecho humano a disfrutar de los bienes naturales, tierra, agua, aire, y a defenderlos ante cualquier amenaza. Tampoco figura el suicida derecho al exterminio de la naturaleza, que por cierto ejercitan, y con entusiasmo, los países que se han comprado el planeta y lo están devorando (léase 5G, pesca ilegal, minería contaminante). Los demás países pagamos la cuenta.
Nunca el mundo ha sufrido tantas calamidades, inundaciones, sequías, huracanes, clima enloquecido, en tan poco tiempo. ¿Desastres «naturales»? En un mundo que tiene la costumbre de condenar a las víctimas, la naturaleza tiene la culpa de los crímenes que contra ella se cometen.
«Todos tenemos derecho a transitar libremente», afirma el artículo 13. Entrar, es otra cosa. Las puertas de los países ricos se cierran en las narices de los millones de fugitivos que peregrinan del sur al norte, y del este al oeste, huyendo de los cultivos aniquilados, los ríos envenenados, los bosques arrasados, los precios arruinados, los salarios enanizados. Unos cuantos mueren en el intento, pero otros consiguen colarse por debajo de la puerta. Una vez adentro, en el paraíso prometido, ellos son los menos libres y los menos iguales.
«Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos», dice el artículo 1. Que nacen, puede ser; pero a los pocos minutos se hace el aparte. El artículo 28 establece que «todos tenemos derecho a un justo orden social e internacional». Las mismas Naciones Unidas nos informan, en sus estadísticas, que cuanto más progresa el progreso, menos justo resulta.
El reparto de los panes y los peces es mucho más injusto aquí que en Bangladesh o Rwanda. Y en el orden internacional, también los numeritos de las Naciones Unidas revelan que diez personas poseen más riqueza que toda la riqueza que producen 54 países sumados.
El artículo 11 nos cuenta que «toda persona es inocente mientras no se pruebe lo contrario». Tal como marchan las cosas, de aquí a poco será culpable toda persona que no camine de rodillas y/o se arrastre, aunque se pruebe lo contrario.
La declaración proclama, la realidad traiciona. «Nadie podrá suprimir ninguno de estos derechos», asegura el artículo 30, pero hay algunos que nosotros padecemos que bien podrían comentar: «¿No ven que puedo?». Alguien, o sea: el sistema universal de poder, siempre acompañado por el miedo que difunde y la resignación que impone.
«Y el derecho a la duda es también un derecho humano, al fin y al cabo, aunque no lo mencione la declaración de las Naciones Unidas» (Galeano)
Amén 🙏😇
#PapelesDeMisBolsillos «la peronia?»
#historia #memoria
El 15 de enero de 1944 un terremoto sacudió la provincia de San Juan.
Siempre hay Otra historia.
Esta cuenta que por ese motivo un Ministro del momento conoció a una afamada cantante y actriz de clase media alta. El flechazo estuvo.
Pero y siempre hay un pero el 22 de enero se realizó un evento muy importante en la ciudad de Buenos Aires, en el Luna Park exactamente.
Asistió este Señor y por intermediación de un famoso locutor que si lo sabe cante, conoció a una ignota, joven, de clase humilde y bella mujer. Mediocre artista.
Ascenso de la ignota a medida que ese Señor cobraba poder. La soberbia de apoderó de su «alma?».
Humilló y castigó a quienes no acataban sus imposiciones. Pero también arengaba «Con las cenizas de los traidores construiremos la Patria de los humildes»👍 Macanuda!
La cachetada existió? Si. Hay tres versiones. Me quedo con la que determina el exilio de la cantante.
Por algo fue.
La historia la cuentan los que ganan. Siempre fue así.
Así estamos, así nos va.
“Es una ilusión esperar que el despotismo esté del lado de las buenas causas.”
Amén