Archivo de la categoría: grandes escritores

#papelesdemisbolsillos 🤦 Mirando al otro a través de mí mismo🙊🗣️

La persona que te insulta no conoce su grandeza.
La persona que te calumnia no ha encontrado su Verdad.
La persona que te roba no conoce la abundancia.


La persona que te envidia desconoce su belleza.
La persona que te juzga se siente culpable.
Solo puede darte lo que tiene para sí misma.
Cuando eres feliz ofreces alegría.


Descubre tu luz y la luz de los otros dejará de insultarte.
No se siente amenazada la rosa cuando las margaritas florecen, no lloran las margaritas porque los claveles existen.


¿Acaso no es una fiesta vivir en un jardín? ¿Prefererías ser una flor en el desierto?
La belleza de la persona que tienes a tu lado es un regalo que te da la Vida para que recuerdes lo amado que eres.


Todo lo que das es una extensión de lo que crees ser.
El egoísta da poco porque vive en la carencia.¿Cómo juzgar al que se siente carente? ¿Cómo condenar a quién ya se ha condenado?
Detrás de un mísero regalo hay alguien que se siente miserable.


¿Si conoces el tesoro que habita en tu corazón por qué ofrecerías una ofensa?
Detrás de todo ataque hay alguien que se siente débil.
El ataque es en realidad una petición de Amor.


Ofrece siempre Amor pues Amor es lo que Eres.
Observemos en silencio que hay en cada uno de nosotros…

Jodorowsky

“No siempre nos movemos atraídos por la luz: a veces es la sombra la que nos empuja.” Fernando Savater

Amén

#UnCachoDeCultura Hacer el Amor

«—¿Entonces qué haremos?
—El Amor.
—¿Seguro?
—Sí.
—Bien, me voy desnudando.


—¿Y para qué te estás quitando la ropa?
—Pues para hacerlo.
—¿Quién te dijo que tienes que desnudarte para HACER EL AMOR?


—Pues que yo sepa así se hace.
—No, esa no es la única forma de hacer el Amor.
—¿Y cómo entonces?
—Sólo déjate puesta la ropa y conversemos hasta cansarnos, riámonos por nada y por todo, mirémonos despacito hasta intentar descifrarnos.


Conmigo no necesitas desnudarte de cuerpo, sino de alma, sólo mirémonos hasta quedarnos sin palabras, y allí, en ese instante en que las palabras sean insuficientes para explicar lo que sentimos, en ese silencio infinito al fin podremos tocarnos. ¿Comprendes?


—¿Tocarnos?
—Sí, tocarnos con la dócil ternura de una caricia que se expanda dulcemente hasta morir en un abrazo.
—Ay, qué bonito.
—Mira, ¿me dejas sostener tu mano?
—Sí.
—¿Sientes? esa es una de las formas de hacer el Amor


De eso se trata.
Tú sólo déjate puesta la ropa y hablemos hasta cansarnos, sólo mirémonos la boca, las pestañas, los labios por un rato y si el beso es necesario vendrá sin pedir permiso.


Hablemos hasta saber todas nuestras memorias, hasta saber nuestros más hondos secretos, tan sólo déjame mirarte hasta el deleite más extremo y exquisito, déjame verte el ALMA hasta el cansancio, hasta que estos ojos se rindan y me obliguen a bajar los párpados incitándome a dormir.


—¿Y vas a forzarlos a permanecer abiertos?
—Sí, para mirarte toda la noche…
“Solamente a tí “

Gabriel García Márquez

“El amor es esa condición en la cual la felicidad de otra persona es esencial para la tuya” – Robert Heinlein

Amén

#PapelesDeMisBolsillos #UnCachoDeCultura 🙋❤️


*VALGO*

De tanto perder aprendí a ganar; de tanto llorar se me dibujó la sonrisa que tengo. Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo.

Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré. Me asombro tanto como es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo.

Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía. Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a que me pidieran ayuda.

Trate siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto como debe ser (incluyéndome).

Hago solo lo que debo, de la mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran. Vi tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido.

Aprendí que en esta vida nada es seguro, solo la muerte… por eso disfruto el momento y lo que tengo.

Aprendí que nadie me pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban estar, y quien realmente está interesado en mi me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea.

Que la verdadera amistad si existe, pero no es fácil encontrarla. Que quien te ama te lo demostrará siempre sin necesidad de que se lo pidas. Que ser fiel no es una obligación sino un verdadero placer cuando el amor es el dueño de ti.

Eso es vivir…

La vida es bella con su ir y venir, con sus sabores y sin sabores… aprendí a vivir y disfrutar cada detalle, aprendí de los errores pero no vivo pensando en ellos, pues siempre suelen ser un recuerdo amargo que te impide seguir adelante, pues, hay errores irremediables.

Las heridas fuertes nunca se borran de tu corazón pero siempre hay alguien realmente dispuesto a sanarlas. Camina de la mano de la vida, todo mejora siempre.

Y no te esfuerces demasiado que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te las esperas. No las busques, ellas te buscan. Lo mejor está por venir” Jorge Luís Borges
Más allá del encanto…

“Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”. Borges

Amén

#uncachodecultura Spinoza Lo Que Te Diría Dios.

Harta de tanta hipocresía, de la doble vara, la doble moral, de escuchar «la patria es el otro» y resulta que el que lo dice es el otro, de que miren para otro lado… Recordé este escrito…

«Deja de rezar y disfruta de la vida, trabaja, canta, diviértete con todo lo que he hecho para ti.

Mi casa no son esos templos lúgubres, oscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi morada.

Mi casa son los montes, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es donde vivo. Deja de culparme de tu vida miserable.

Saramago

Yo nunca dije que eras pecador y que tu sexualidad fuera algo malo. El sexo es un regalo que te he dado para que puedas expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría.

No me culpes de lo que te han hecho creer. No leas libros religiosos. Léeme en un amanecer, en el paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de un niño.

Camina erguido…

Deja de tenerme miedo. Deja de pedirme perdón. Yo te llené de pasiones, de placeres, de sentimientos, de libre albedrío. ¿Cómo puedo castigarte si soy yo el que te hice? Olvídate de los mandamientos que son artimañas para manipularte.

No te puedo decir si hay otra vida. Vive como si no la hubiera, como si esta fuera la única oportunidad de amar, de existir. Deja de creer en mí. Quiero que me sientas cuando besas a tu ser amado, acaricias a tu perro o te bañas en el mar.

Deja de alabarme. No soy tan ególatra.»

(«Lo que te diría Dios» – Spinoza)

La vida sólo se trata de dejar fluir…y vivir. Porque para morir sobra tiempo.

Amén

El Descubrimiento del Futuro #papelesdemisbolsillos

Miramos hacia el pasado a través de millones incontables de años, y vemos la gran voluntad de vivir que lucha por salir del fango situado entre las mareas, que lucha de forma en forma y de poder en poder, que se arrastra or el suelo y luego camina con confianza sobre él, que lucha de generación en generación por dominar el aire, que se insinúa en las tinieblas de lo profundo…

…la vemos levantarse contra sí misma con rabia y hambre y cambiar su forma por otra nueva, contemplamos cómo se nos acerca y se hace más parecida a nosotros, cómo se expande, se elabora a sí misma, persigue su objetivo inexorable e inconcebible, hasta alcanzarnos al final y latir su ser a través de nuestros cerebros y nuestras arterias…

Es posible creer que todo el pasado no es más que el principio de un principio, y que todo lo que es y ha sido es sólo el crepúsculo del alba.

Es posible creer que todo lo conseguido por la mente humana no es sino el sueño antes del despertar…

QSurgirán… de nuestro linaje mentes que volverán su atención a nosotros en nuestra pequeñez y nos conocerán mejor de lo que nos conocemos nosotros.

Llegará un día, un día en la sucesión infinita de días, en que seres, seres que están ahora latentes en nuestros pensamientos y escondidos en nuestros lomos, se erguirán sobre esta tierra como uno se yergue sobre un escambel y reirán y con sus manos alcanzarán las estrellas.

H. G. WELLS

La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de rehusar a adquirirlos.

(Popper)

Amén

#papelesdemisbolsillos #Robo #Usurpación legal

#elexplicado.

Robar y usurpar legalmente

Cuando era chica y me mandaba alguna (bueh), mi papá me gritaba: Pero vos sacaste patente de corso? Yo pensaba que se referia al carnaval. Bueno. No.

Era un documento entregado por los monarcas de las naciones o los alcaldes de las ciudades (en su caso las corporaciones municipales), por el cual el propietario de un navío tenía permiso de la autoridad para atacar barcos y poblaciones de naciones enemigas. De esta forma el propietario se convertía en parte de la marina del país o la ciudad expendedora.

Las patentes de corso fueron muy utilizadas en la Edad Media y la Edad Moderna cuando las naciones no podían costearse marinas propias.  Francia, Inglaterra y España las emplearon ampliamente. También fueron usadas por las naciones americanas durante las guerras de independencia. Esto les otorgaba:

Tener derecho a parte de los beneficios obtenidos.

Poder alegar que las acciones realizadas contra países contra los que no se estaba en guerra, pero a los que se les quería hostigar, eran obra de piratas ajenos a su voluntad.

Se abolieron en 1856 en el Tratado de París, que dio fin a la guerra de Crimea.

Pero…La Constitución Nacional de Argentina mantuvo hasta 1994 una cláusula que atribuía al Congreso Nacional: Conceder patentes de corso y de represalias, y establecer reglamentos para las presas.

Por lo visto muchos no se enteraron aún.

Iorio: Cortito y al pié.

«Un príncipe debe, ante todas cosas, conducirse con sus gobernados de modo que ninguna casualidad, buena o mala, le haga variar, porque si acaecen tiempos penosos, no le queda ya lugar para remediar el mal; y el bien que hace entonces, no se convierte en provecho suyo.Le miran como forzoso, y no se lo agradecerán.» N. Maquiavelo. «El Principe» Capítulo VIII «De los que llegaron al principado por medio de maldades»

Amén

#papelesdemisbolsillos… #FelizNavidad

El Regalo – un cuento de Navidad- Rad Bradbury


Mañana sería Navidad, y aun mientras viajaban los tres hacia el campo de cohetes, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo del niño por el espacio, su primer viaje en cohete, y deseaban que todo estuviese bien. Cuando en el despacho de la aduana los obligaron a dejar el regalo, que excedía el peso límite en no más de unos pocos kilos, y el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban la fiesta y el cariño.

El niño los esperaba en el cuarto terminal. Los padres fueron allá, murmurando luego de la discusión inútil con los oficiales interplanetarios.

–¿Qué haremos?

–Nada, nada. ¿Qué podemos hacer?

–¡Qué reglamentos absurdos!

–¡Y tanto que deseaba el árbol!

La sirena aulló y la gente se precipitó al cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar, y el niño entre ellos, estaba pálido y silencioso.

–Ya se me ocurrirá algo –dijo el padre.

–¿Qué?…–preguntó el niño.

Y el cohete se movió y dejó atrás una estela de fuego, y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, subiendo a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Durmieron durante el resto del primer «día». Cerca de medianoche, hora terráquea, según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y dijo:

–Quiero mirar por el ojo de buey.

Había un único ojo de buey, una «ventana» bastante amplia, de vidrio tremendamente grueso, en la cubierta superior.

–Todavía no –dijo el padre–. Te llevaré más tarde.

–Quiero ver dónde estamos y adónde vamos.

–Quiero que esperes por un motivo –dijo el padre.

El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y otro, pensando en el regalo abandonado, el problema de la fiesta, el árbol perdido y las velas blancas. Al fin, sentándose, hacía apenas cinco minutos, creyó haber encontrado un plan.

Si lograba llevarlo a cabo, este viaje sería en verdad feliz y maravilloso.

–Hijo –dijo–, dentro de media hora, exactamente, será Navidad.

–Oh–dijo la madre consternada. Había esperado que, de algún modo, el niño olvidaría.

El rostro del niño se encendió. Le temblaron los labios.

–Ya lo sé, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometieron…

–Sí, sí, todo eso y mucho más –dijo el padre.

–Pero…–empezó a decir la madre.

–Sí –dijo el padre–. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo enseguida.

Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.

–Ya es casi la hora.

–¿Puedo tener un reloj? –preguntó el niño.

Le dieron el reloj y el niño sostuvo el metal entre los dedos: un resto del tiempo arrastrado por el fuego, el silencio y el movimiento insensible.

–¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?

–A eso vamos –dijo el padre y tomó al niño por el hombro.

Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía.

–No entiendo.

–Ya entenderás. Hemos llegado –dijo el padre.

Se detuvieron frente a la puerta cerrada de una cabina.

El padre llamó tres veces y luego dos, en código. La puerta se abrió y la luz llegó desde la cabina y se oyó un murmullo de voces.

–Entra, hijo –dijo el padre.

–Está oscuro.

–Te llevaré de la mano. Entra, mamá.

Entraron en el cuarto y la puerta se cerró, y el cuarto estaba, en verdad, muy oscuro. Y ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, una ventana de un metro y medio de alto y dos metros de ancho, por la que podían ver el espacio.

El niño se quedó sin aliento.

Detrás, el padre y la madre se quedaron también sin aliento, y entonces en la oscuridad del cuarto varias personas se pusieron a cantar.

–Feliz Navidad, hijo –dijo el padre.

Y las voces en el cuarto cantaban los viejos, familiares villancicos; y el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el vidrio frío del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, mirando, mirando simplemente el espacio, la noche profunda, y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas…

Ray

Mi sincero de deseo de abrazos sinceros y genuinos. No importa el como.

Amén

#papelesdemisbolsillos Con el corazón partido…todo político es funcional a un #GobiernoCriminalyCorrupto

No comulgo su ideología, sin embargo muchas de sus letras me conmueven. En esta trasnochada y corrupta Zoociedad en la que vivimos y aceptamos sin reacción «Los Nadie» (sin s al final) nos representa. Hoy somos nosotros. Los que trabajamos dignamente, nos exponemos diariamente, los jubilados de más de 30 años de trabajo muertos en vida por su ingreso, los desempleados que buscan y sufren, los sometidos a una doble moral dictatorial, los que duermen en la calle por no poder pagar una pensión, sigo?

Sueñan las pulgas con comprarse un perro

Y sueñan los nadies con salir de pobres

Que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte;

Pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznitas cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba

Los nadies, los hijos de nadie, los dueños de nada

Que no son, aunque sean

Que no hablan idiomas, sino dialectos

Que no profesan religiones, sino supersticiones

Que no hacen arte, sino artesanía

Que no practican cultura, sino folklore

Que no son seres humanos, sino recursos humanos

Que no tiene cara, sino brazos

Que no tienen nombre, sino número

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Los nadies: los hijos de nadie…

Los nadies: los dueños de nada,

jodidos, jodidos, jodidos, jodidos…

Eduardo Galeano 1940

Bonus track El Descubrimiento

En 1492, los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo, y que ese dios había inventado la culpa y el vestido y había mandado que fuera quemado vivo quien adoraraban

Amén

#papelesdemisbolsillos #uncachodecultura

La noche de los feos

1

Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a comienzos de mi adolescencia.

Tampoco puede decirse que tengamos ojos tiernos, esa suerte de faros de justificación por los que a veces los horribles consiguen arrimarse a la belleza. No, de ningún modo. Tanto los de ella como los míos son ojos de resentimiento, que sólo reflejan la poca o ninguna resignación con que enfrentamos nuestro infortunio. Quizá eso nos haya unido. Tal vez unido no sea la palabra más apropiada. Me refiero al odio implacable que cada uno de nosotros siente por su propio rostro.

Nos conocimos a la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Allí fue donde por primera vez nos examinamos sin simpatía pero con oscura solidaridad; allí fue donde registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras respectivas soledades. En la cola todos estaban de a dos, pero además eran auténticas parejas: esposos, novios, amantes, abuelitos, vaya uno a saber. Todos -de la mano o del brazo- tenían a alguien. Sólo ella y yo teníamos las manos sueltas y crispadas.

Nos miramos las respectivas fealdades con detenimiento, con insolencia, sin curiosidad. Recorrí la hendidura de su pómulo con la garantía de desparpajo que me otorgaba mi mejilla encogida. Ella no se sonrojó. Me gustó que fuera dura, que devolviera mi inspección con una ojeada minuciosa a la zona lisa, brillante, sin barba, de mi vieja quemadura.

Por fin entramos. Nos sentamos en filas distintas, pero contiguas. Ella no podía mirarme, pero yo, aun en la penumbra, podía distinguir su nuca de pelos rubios, su oreja fresca bien formada. Era la oreja de su lado normal.

Durante una hora y cuarenta minutos admiramos las respectivas bellezas del rudo héroe y la suave heroína. Por lo menos yo he sido siempre capaz de admirar lo lindo. Mi animadversión la reservo para mi rostro y a veces para Dios. También para el rostro de otros feos, de otros espantajos. Quizá debería sentir piedad, pero no puedo. La verdad es que son algo así como espejos. A veces me pregunto qué suerte habría corrido el mito si Narciso hubiera tenido un pómulo hundido, o el ácido le hubiera quemado la mejilla, o le faltara media nariz, o tuviera una costura en la frente.

La esperé a la salida. Caminé unos metros junto a ella, y luego le hablé. Cuando se detuvo y me miró, tuve la impresión de que vacilaba. La invité a que charláramos un rato en un café o una confitería. De pronto aceptó.

La confitería estaba llena, pero en ese momento se desocupó una mesa. A medida que pasábamos entre la gente, quedaban a nuestras espaldas las señas, los gestos de asombro. Mis antenas están particularmente adiestradas para captar esa curiosidad enfermiza, ese inconsciente sadismo de los que tienen un rostro corriente, milagrosamente simétrico. Pero esta vez ni siquiera era necesaria mi adiestrada intuición, ya que mis oídos alcanzaban para registrar murmullos, tosecitas, falsas carrasperas. Un rostro horrible y aislado tiene evidentemente su interés; pero dos fealdades juntas constituyen en sí mismas un espectáculos mayor, poco menos que coordinado; algo que se debe mirar en compañía, junto a uno (o una) de esos bien parecidos con quienes merece compartirse el mundo.

Nos sentamos, pedimos dos helados, y ella tuvo coraje (eso también me gustó) para sacar del bolso su espejito y arreglarse el pelo. Su lindo pelo.

“¿Qué está pensando?”, pregunté.

Ella guardó el espejo y sonrió. El pozo de la mejilla cambió de forma.

“Un lugar común”, dijo. “Tal para cual”.

Hablamos largamente. A la hora y media hubo que pedir dos cafés para justificar la prolongada permanencia. De pronto me di cuenta de que tanto ella como yo estábamos hablando con una franqueza tan hiriente que amenazaba traspasar la sinceridad y convertirse en un casi equivalente de la hipocresía. Decidí tirarme a fondo.

“Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?”

“Sí”, dijo, todavía mirándome.

“Usted admira a los hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un rostro tan equilibrado como esa muchachita que está a su derecha, a pesar de que usted es inteligente, y ella, a juzgar por su risa, irremisiblemente estúpida.”

“Sí.”

Por primera vez no pudo sostener mi mirada.

“Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo.”

“¿Algo cómo qué?”

“Como querernos, caramba. O simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay una posibilidad.”

Ella frunció el ceño. No quería concebir esperanzas.

“Prométame no tomarme como un chiflado.”

“Prometo.”

“La posibilidad es meternos en la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me entiende?”

“No.”

“¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabía?”

Se sonrojó, y la hendidura de la mejilla se volvió súbitamente escarlata.

“Vivo solo, en un apartamento, y queda cerca.”

Levantó la cabeza y ahora sí me miró preguntándome, averiguando sobre mí, tratando desesperadamente de llegar a un diagnóstico.

“Vamos”, dijo.

2

No sólo apagué la luz sino que además corrí la doble cortina. A mi lado ella respiraba. Y no era una respiración afanosa. No quiso que la ayudara a desvestirse.

Yo no veía nada, nada. Pero igual pude darme cuenta de que ahora estaba inmóvil, a la espera. Estiré cautelosamente una mano, hasta hallar su pecho. Mi tacto me transmitió una versión estimulante, poderosa. Así vi su vientre, su sexo. Sus manos también me vieron.

En ese instante comprendí que debía arrancarme (y arrancarla) de aquella mentira que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. Fue como un relámpago. No éramos eso. No éramos eso.

Tuve que recurrir a todas mis reservas de coraje, pero lo hice. Mi mano ascendió lentamente hasta su rostro, encontró el surco de horror, y empezó una lenta, convincente y convencida caricia. En realidad mis dedos (al principio un poco temblorosos, luego progresivamente serenos) pasaron muchas veces sobre sus lágrimas.

Entonces, cuando yo menos lo esperaba, su mano también llegó a mi cara, y pasó y repasó el costurón y el pellejo liso, esa isla sin barba de mi marca siniestra.

Lloramos hasta el alba. Desgraciados, felices. Luego me levanté y descorrí la cortina doble. Mario Benedetti (La muerte y otras sorpresas, 1968)

“Si yo fuera ustedes, amigos, no pagaría por ver una película de monstruos; me quedaría en casa y me miraría en el espejo. Hay que ahorrar.” 😉

Amén

#papelesdemisbolsillos #Efemérides

El 16 de noviembre de 1922 nació José de Sousa Saramago, uno de los escritores portugueses más conocidos a nivel internacional y Premio Nobel de Literatura en 1998.

La fama le llegaría con obras como Ensayo sobre la ceguera (1995), La caverna (2000), Ensayo sobre la lucidez (2004) y El viaje del elefante (2009).  Saramago se dedicó a diversos oficios: trabajó como administrativo, como agente de seguros y como periodista.

Nunca pudo terminar sus estudios, y para ayudar en la economía familiar también trabajó en una herrería mecánica.

Saramago participó en la Revolución de los Claveles, movimiento que en 1974 trajo la democracia a Portugal.

No debería haber sido su apellido, en realidad su padre se apellidaba de Sousa, pero un error del funcionario que registró su nacimiento incluyó el apodo familiar, Saramago (en español Jaramago, el nombre de una planta).

De mi libro preferido (no muy conocido)…

Las intermitencias de la Muerte: «A veces el estado no tiene otro remedio que buscar fuera quien haga los trabajos sucios”

Amén