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#PapelesDeMisBolsillos #EdicionNavideña parte 2 #EnMiMesaHayUnLugarParaVos

Al que se separó y no pasa estas fiestas con sus hijos, al que acaba de perder a alguien, al que recibió un mal diagnóstico, al que sufre por amor, al que perdió un trabajo.


Las vidrieras se visten de rojo, verde y dorado…
Las góndolas ofrecen sidras y turrones…
Los balcones se visten de fiesta…
Los árboles adornan las casas…
Hay bullicio.

Y cuando hay tanto ruido afuera parece que el dolor se hace más evidente y genera la sensación de que sos el único que la pasa mal. No compres la impostura de la felicidad.

Ser feliz no es salir corriendo a comprar lo que no podes, a reunirte con quien no querés, a comer hasta estallar y tomar hasta desmayarte.

No se juega la lealtad en un día porque tu hijo/a no puede cenar con vos o porque tu hermana eligió la familia de tu cuñado.

No estés tironeando, no se puede estar en todas partes. Hacete chiquito/a, a tu medida, a la medida de tus posibilidades.

Pasala con quien elijas, sin apuro, liviano, sobrio.

Desmarcate de la publicidad que te muestra la ilusión de familias y parejas perfectas.

Elegí Lo que tengas ganas…..lo que quieras!!!!
Pero sobre todo…sé agradecido con el universo por lo que día a día te da!

🙏🥰 Y si estás sólo no por opción Venite y si estamos lejos, horarios, distancias hacemos un zoom y te acompaño.

No existe la Navidad ideal, solo la Navidad que usted decida crear como reflejo de sus valores, deseos, queridos y tradiciones

Amén

#PapelesDeMisBoldillos #EdicionNavideña parte 1

«No sé si de niña te pedí mucho o te pedí poco. Tampoco sé si creía en algo más.

No sé qué tanta ilusión tenía, ni sé qué esperaba de la vida y de las personas, porque nunca me lo cuestionaba, creo que la vida de los niños es así. Recuerdo no haber necesitado mucho para que la vida me pareciera increíblemente mágica.

No recuerdo cuándo dejé de hacer cartas o cuándo dejé de colocar una bota en el árbol para que apareciera llena. Sólo sé que el recuerdo de todo eso, me endulza la vida. Era una época en la que los sueños se cumplían y que la gente podía tener momentos felices.

En fin, ahora de grande, sólo quiero decirte que no se me olvidó escribirte, sino que ahora esa carta es diferente.
Hoy no te pediría nada que se pueda comprar con dinero.

Hoy quisiera volver a creer – como cuando era niña – en las personas, en los milagros y en que el mundo puede ser mejor.

Hoy quisiera que la Navidad realmente fuera el nacimiento de algo nuevo dentro de mí, que sea la oportunidad para comenzar de nuevo, para reflexionar en la manera de ser mejor.

Sólo eso quisiera pedirte, y si además de eso, ves mi bota vacía, llénala de bendiciones y haz que esta Navidad sea realmente mágica…»💕

💞🌷alguna vez lo leí o lo pensé alguna vez o siempre

«Yo recibía los regalos y yo pensaba que no era más que un chico y que no había hecho nada, absolutamente nada para merecerlos. Por supuesto, nunca lo dije: la niñez es tímida». Jorge Luis Borges

Amén

#papelesdemisbolsillos… #FelizNavidad

El Regalo – un cuento de Navidad- Rad Bradbury


Mañana sería Navidad, y aun mientras viajaban los tres hacia el campo de cohetes, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo del niño por el espacio, su primer viaje en cohete, y deseaban que todo estuviese bien. Cuando en el despacho de la aduana los obligaron a dejar el regalo, que excedía el peso límite en no más de unos pocos kilos, y el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban la fiesta y el cariño.

El niño los esperaba en el cuarto terminal. Los padres fueron allá, murmurando luego de la discusión inútil con los oficiales interplanetarios.

–¿Qué haremos?

–Nada, nada. ¿Qué podemos hacer?

–¡Qué reglamentos absurdos!

–¡Y tanto que deseaba el árbol!

La sirena aulló y la gente se precipitó al cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar, y el niño entre ellos, estaba pálido y silencioso.

–Ya se me ocurrirá algo –dijo el padre.

–¿Qué?…–preguntó el niño.

Y el cohete se movió y dejó atrás una estela de fuego, y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, subiendo a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Durmieron durante el resto del primer «día». Cerca de medianoche, hora terráquea, según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y dijo:

–Quiero mirar por el ojo de buey.

Había un único ojo de buey, una «ventana» bastante amplia, de vidrio tremendamente grueso, en la cubierta superior.

–Todavía no –dijo el padre–. Te llevaré más tarde.

–Quiero ver dónde estamos y adónde vamos.

–Quiero que esperes por un motivo –dijo el padre.

El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y otro, pensando en el regalo abandonado, el problema de la fiesta, el árbol perdido y las velas blancas. Al fin, sentándose, hacía apenas cinco minutos, creyó haber encontrado un plan.

Si lograba llevarlo a cabo, este viaje sería en verdad feliz y maravilloso.

–Hijo –dijo–, dentro de media hora, exactamente, será Navidad.

–Oh–dijo la madre consternada. Había esperado que, de algún modo, el niño olvidaría.

El rostro del niño se encendió. Le temblaron los labios.

–Ya lo sé, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometieron…

–Sí, sí, todo eso y mucho más –dijo el padre.

–Pero…–empezó a decir la madre.

–Sí –dijo el padre–. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo enseguida.

Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.

–Ya es casi la hora.

–¿Puedo tener un reloj? –preguntó el niño.

Le dieron el reloj y el niño sostuvo el metal entre los dedos: un resto del tiempo arrastrado por el fuego, el silencio y el movimiento insensible.

–¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?

–A eso vamos –dijo el padre y tomó al niño por el hombro.

Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía.

–No entiendo.

–Ya entenderás. Hemos llegado –dijo el padre.

Se detuvieron frente a la puerta cerrada de una cabina.

El padre llamó tres veces y luego dos, en código. La puerta se abrió y la luz llegó desde la cabina y se oyó un murmullo de voces.

–Entra, hijo –dijo el padre.

–Está oscuro.

–Te llevaré de la mano. Entra, mamá.

Entraron en el cuarto y la puerta se cerró, y el cuarto estaba, en verdad, muy oscuro. Y ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, una ventana de un metro y medio de alto y dos metros de ancho, por la que podían ver el espacio.

El niño se quedó sin aliento.

Detrás, el padre y la madre se quedaron también sin aliento, y entonces en la oscuridad del cuarto varias personas se pusieron a cantar.

–Feliz Navidad, hijo –dijo el padre.

Y las voces en el cuarto cantaban los viejos, familiares villancicos; y el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el vidrio frío del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, mirando, mirando simplemente el espacio, la noche profunda, y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas…

Ray

Mi sincero de deseo de abrazos sinceros y genuinos. No importa el como.

Amén

#papelesdemisbolsillos…mi deseo

«No, no, no te voy a desear feliz Navidad ni feliz año nuevo…

Delf

Yo te deseo coraje para decir basta, te deseo que olvides a quien se olvidó de ti, te deseo que puedas cerrar puertas y abrir ventanas, te deseo que no te conformes, que no te quedes con la culpa, te deseo que te atrevas, te deseo que te quieras, te deseo ojeras y risas, te deseo locura y magia, también te deseo errores para aprender, te deseo viento para dejarte llevar, te deseo chispas en la mirada, colores para los días grises, paraguas para las malas tormentas y lluvia para calarte, te deseo «te echo de menos», te deseo abrazos de los que duran toda la vida cuando cierras los ojos, te deseo viajes y nuevos recuerdos, te deseo huracanes de emociones que te hagan sentir, te deseo que te quieran sin que te necesiten, te deseo una nueva canción favorita y una nueva fecha que te haga sonreír, te deseo besos bonitos, brindis con los labios y te deseo ganas… las de seguir».

Texto: A.

«Y luego llegan esas personas que se encuentran cuando la vida decide hacerte un regalo». Charles Dickens.

Amén

#papelesdemisbolsillos…#Navidad

Navidad no es solo una fecha histórica para recordar, sino un presente que hay que vivir.

Cuando decides amar a los que te rodean.
Ese día es Navidad.

Cuando decides dar un paso de reconciliación con el que te ha ofendido.
Ese día es Navidad.

Cuando te encuentras con alguien que te pide ayuda y lo socorres.
Ese día es Navidad.

Cuando te tomas el tiempo para charlar con los que están solos.
Ese día es Navidad.

Cuando comprendes que los rencores pueden ser transformados a través del perdón.
Ese día es Navidad.

Cuando te desprendes aún de lo que necesitas, para dar a los que tienen menos.
Ese día es Navidad.

Cuando renuncias al materialismo y al consumismo.
Ese día es Navidad.

Cuando eliges vivir en la alegría y la esperanza.
Ese día es Navidad.

Delf Fractal

(Desconozco al autor, pero coincido)

Tal vez mientras menos regalos pongamos debajo del arbolito….tengamos mas espacio para abrazarnos.

Amén